lunes, 9 de mayo de 2011

Donde está tu "zona de confort"? De que te sirve?


La zona de confort muchas veces no nos queda bien delimitada. No se trataría solamente de un espacio físico o energético, sino de cómo nos sentimos en cada lugar, ocasión y acontecimiento.
Por ejemplo, podemos creer que la zona de confort abarca nuestra casa, pero sin embargo, es probable que lleguemos a sentirnos angustiados o carentes en ella.
Podemos creer que nuestra zona de confort es una relación estable, podemos creer que nuestra zona de confort es una relación de amistad, laboral, familiar o de pareja, pero en realidad, puede ser que, de una forma directa o sutil, nos está dejando sin ánimo, y de esto muchas veces no nos damos cuenta,.. o no queremos darnos cuenta, y lo suplimos con distracciones que sirven para acrecentar la sensación de confort y comodidad, cuando realmente esto no es así. Por lo que la zona de confort es donde tú estés bien, pero que no te impida evolucionar, que seas consciente de tus sensaciones y que te asegures que dónde vayas podrás tener un adecuado manejo propio de las situaciones tanto física, emocional como energéticamente.

Luisa Blanca


Otra mirada sobre lo mismo...ZONAS DE CONFORT


Al caminar por la vida, muchas veces por mirar cerquita y otras por no atreverme a expandir, fui construyendo mis mal llamadas “zonas de confort”. En realidad eran “zonas de confórmate”.

Son como pequeñas cuñas que se meten y ajustan las emociones, sentimientos, relaciones, etc. Todas estas conocidas, aprendidas y aparentemente manejables, te retienen para no dar un paso hacia adelante. Te convences que esta todo prolijo. Desde algún lugar crees tener todo bajo control, por ejemplo: la respuesta conocida de antemano al formular una pregunta o un "bueno así estoy bien podría ser peor". Los caminos de este laberinto ya los conozco, mejor no me subo a ese banquito para ver algo más, no sea cosa que me asuste; y si me gusta?

Va pasando la vida y nos hacemos sordos al llamado de nuestra esencia. La hemos domesticado tan bien que la dejamos de lado. Ja, Ja eso creemos.

Finalmente nuestra alma sigue latiendo cada vez más fuerte hasta que se manifiesta. Y así un día no nos parece tan loco subirnos al banco. Nos damos cuenta que desde allí el sol calienta más, el paisaje aumenta. Se ven otras entradas y salidas.

Y como seguimos resistiendo pensamos: mejor me bajo, me acomodo nuevamente y ya está. Error!!! Ya no cabemos. El calor del sol se te impregna y el viejo lugar conocido ya no te alberga.

Así que dejas de lado el banco y te subes a una escalera.

Ahora sí te atreves y te plantas sabiéndote que puedes subir y bajar muchas escaleras. Construyes las verdaderas zonas de confort pero con puertas abiertas. Esas buenas que te cobijan y contienen, las que deja que tus alas crezcan y te permiten volar.

Esas que cuando retornas dices, que lindo volver a casa.


Marta Vieyto Freitas



1 comentario:

  1. comodidad es un estado pero no un fin y que felicidad es búsqueda aprendizaje y crecimiento personal, y ambas cosas sólo se producen fuera de esa zona de confort.

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