miércoles, 22 de junio de 2011

ORBITANDO


Todo llega y todo pasa, dentro de un orden mayor e incontrolable a nosotros, siempre habrá algo que impida el poder de movilizar, desplazar o parar aquello que nuestro físico y mente no alcanzan a manipular. Que obtengamos todo no depende sólo de nosotros sino de las circunstancias externas. Ahora bien, la forma en que realizamos el movimiento de rotación sobre nuestro propio eje nos servirá para encontrar nuestro equilibrio, muchas veces desorientado por las influencias de algún que otro cruce de materia fugaz que puede amenazar con desplazarnos de nuestra órbita, sin que podamos evitar sus fluctuaciones, salvando esto hasta estar bien anclados en nuestra propia brújula interna.
Alcanzado este punto de desarrollo evolutivo, es dejarse llevar por las reglas perfectas que están regidas por el Universo, expandirse a través de la espontánea energía que acompasa la fuerza centrífuga de alcanzar a aquello que puede afectar en su propósito, y también, a través de la fuerza centrípeta que lo que va girando alrededor modifica mi propia trayectoria, influenciada por el llamado "inconsciente colectivo".
La responsabilidad es propia, las circunstancias influyen.
Pero las determinaciones propias, el soltarse y emprender una nueva elipse en tu vida, saliéndote de tu órbita, desplazándote a lo desconocido, conociendo una nueva ruta, es una experiencia de cada persona que la hace salir de su habitual campo de pensamiento-acción, y que la puede llevar a explorar otras existencias, por veces eclipsadas y por momentos no, que le hagan sentirse parte del Todo, y desafiando a éste y a la Nada.
Tanto se consiga o no, va a llegar a la conclusión de saberse responsable de llevar su timón y colocar las velas de manera adecuada para llevar su vehículo espacial a un buen puerto.

Luisa Blanca

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