viernes, 25 de febrero de 2011

Somos un cuenco.

En un taller de registros akáshicos nos mostraron que somos como un cuenco tibetano, si queremos emitir sonidos, vibrar armónicamente, primero debemos vaciarnos. Si no hay espacio no hay sonido, no hay vibración.

A veces estamos tan llenos de basuritas: miedos, culpas, miedo a la perdida, intolerancia, enojos, enfermedades sentimiento de NO MERECER, NO PODER, dolor, odio… que ya no cabe nada más. Muchas veces, ni siquiera son nuestros, lo llevamos cosidos a nuestro ADN, son esas herencias innecesarias; otras, son esos aprendizajes impuestos, o aceptados, sin cuestionarse.

Pero hay buenas noticias: los Registros Akáshicos no se cansan de repetirnos que podemos LIBERARNOS de todo eso, debemos APRENDER A DESAPRENDER. Podemos plantarnos y gritar bien fuerte: NO ME CORRESPONDE!

No hace falta conformarse con lo que no nos hace felices. No dan premios por sufrir. La energía se organiza de manera inteligente e inmediata: la felicidad atrae a más alegría, a la abundancia, al amor.

Pero es imprescindible sentirse merecedor de todas las cosas buenas y lindas, aceptarlo desde el sentimiento, no basta con llenarse la boca de frases como: “yo quiero ser feliz”.

SE FELIZ, el universo es mucho más sencillo que todo eso y necesita pocas palabras: SIÉNTELO!

Y ahí empieza nuestro camino, un nuevo aprendizaje y las respuestas al ¿Cómo? Se repiten en los Registros con mil enunciados:

El amor nos hace libres. La risa nos da alas, riamos, volemos y visitemos espacios bellos sintámonos bien, sintámonos plenos. Permítete llenarte de abundancia, olvidemos las miserias heredadas, llegó el tiempo de permitirte gozar con todo. Si no lo haces no te culpes, no te tortures, maltrates o castigues.
Tic, tac, tic, tac, se acaba el tiempo, no te continúes haciendo trampas!

Eba

1 comentario:

  1. Te transcribo algo que lei en estos dias a proposito de los cuencos vacios.
    ...El sol, anaranjado-oro, se comenzaba a ocultar tras los inmensos picos que se divisaban a lo lejos. Los discipulos tomaron cada uno de ellos un vaso y lo llenaron de agua. Luego fueron hasta el santuario y se presentaron ante el maestro.
    -Bueno chicos- dijo el maestro riendo con su excelente humor. Ahora vais a hacer algo muy simple. Golpead los vasos con cualquier objeto.
    -Quiero escuchar el sonido, la musica capaz de brotar de vuestros vasos.
    Los discipulosgolpearon los vasos. De los mismos no broto mas que un feo sonido sordo, desde luego nada musical.
    Entonces el maestro ordeno:
    -Ahora, queridos mios, vaciad los vasos y repetid la operacion.
    Asi lo hicieron los monjes. Vaciados los vasos, golpearon en ellos y surgio un sonido vivo, intenso, musical.
    Los discipulos miraron al lama interrogantes. El lama esbozo una sonrisa amorosamente picara y se limito a decir:
    -Vaso lleno no suena; mente atiborrada no luce.
    "Cuando eliminamos los densos nubarrones de ignorancia de la mente, en el vacio original de la misma surge el revelador sonido de la iluminacion" - Leyenda Hindu.

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